La electrólisis salina es un principio simple. El agua de la piscina está ligeramente salada a 4 g/l ( 9 veces menos que el agua de mar). Por electrólisis, a través de la célula, la sal se transforma en cloro gaseoso, un potente desinfectante que se disuelve instantáneamente en el agua. El cloro gaseoso destruye todos los microorganismos en la célula y aporta al vaso de la piscina un nivel correcto de cloro libre. El cloro libre que se elimina bajo el efecto de los rayos UV solares, se renueva constantemente por la célula sin que sea necesaria ninguna intervención.

Para el buen funcionamiento de la electrólisis, el pH de la piscina debe mantenerse entre 7,2 y 7,6.

7,2 – 7,6 . Es la horquilla de pH ideal para el agua de su piscina. Es la que ofrece un confort de baño óptimo, sin irritar la piel ni los ojos. Y es la que asegura la eficacia más alta de los prodcutos de tratamiento y, por lo tanto, el mínimo uso de dichos productos.

Recomendmos la instalación de un regulador atomático de pH, que mantendrá el pH de su piscina en un valor óptimo mediante la inyección de líquido corrector dependiendo del valor de lectura de la sonda.